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El culpable

Carlos Gallardo (Jesús María, 1983). Escritor y bachiller en Literatura Hispánica. Ha publicado el libro de cuentos Parque de Las Leyendas (estruendomudo, 2004) y se prepara para la publicación de su primera novela, Espuma. Ha ganado dos premios literarios, pero ninguno de importancia.

Maldita basura

¿Somos los bloggers responsables de los comments?

Hace unos años, un Centro Federado de Letras y Ciencias Humanas tuvo una idea igual de extravagante como peligrosa: colocar un panel forrado de papelográfos vacíos a la entrada del novísimo Pabellón H de la PUCP. La consigna de esta tribuna libre era muy al estilo de Mayo del 68, que no hubiera reglas, que cada quien escribiera cuanto quisiera y cómo deseara expresarlo. Desde luego, hubo quienes exigieron que rueden cabezas entre los profesores, otros maldijeron a los cultural studies, otros pusieron en entredicho las buenas costumbres de ciertos catedráticos y alumnos, pero también hubo quienes sugirieron mejoras y se detuvieron a debatir. Me imagino que debieron retirarlo cuando las autoridades de la Facultad, léase el poder, debió sentirse agredido.

Este experimento se parece bastante al cajón de comments de aquellos blogs que, como el mío, han venido a llamarse “alternativos” o “basura”. Quienes se sienten más interesados en acallar el tránsito indiscriminado de ideas son quienes consideran amenazada su posición privilegiada respecto de determinado centro. Basta con darse cuenta quienes critican con mayor inquina a esta clase de páginas. Sin embargo, tras esta polarización de ideas acerca de cómo administrar un blog se encuentran dos posiciones opuestas de concebir la libertad y su ejercicio en una sociedad democrática.

Estados Unidos ha realizado un avance sin precedentes al determinar que un blogger no es responsable del contenido de los comments. Razón no les falta, tampoco argumentos lógicos. Los posts son espacios de expresión de una idea particular emitida por un blogger de acuerdo a sus convicciones y haciendo ejercicio de la libertad de expresión que la constitución garantiza. Sin embargo, dependerá del blogger instaurar una suerte de panel abierto para permitir que sus lectores expresen su opinión respecto del tema. Es aquí donde reside el nudo del debate: algunos consideran que debe permitirse el ingreso de cualquier comentario porque ningún punto de vista debe ser acallado por más incómodo que resulte incluso para el propio blogger. Puesto que en una sociedad democrática existen diversidad de posiciones, ninguna puede tener más derecho de ciudadanía que otras, incluso cuando se trata de posiciones extremas, puesto que el racismo, el sexismo y otras corrientes de pensamiento atávicas deberán ser vencidas mediante las armas de la razón, no la fácil y contraproducente represión. Otros, en cambio, consideran que un blog debe proyectar una imagen de decencia por sus cuatro costados y ejercer un control total del contenido vertido en la página, incluso mediante intervenciones del blogger dentro del cajón de comments refutando o silenciando a quienes pretendan emitir una opinión políticamente incorrecta.

He venido defendiendo la primera posición no porque la considere la única verdadera (esa tentación de la verdad hegemónica), sino porque la encuentro más cercana a mis convicciones éticas y políticas. Sin embargo, admito que cada quien es libre de administrar su página de acuerdo a sus antojos, manías, pulsiones ideológicas o carnales. No tolero, en cambio, que un blogger ultraconservador, hiperbólico y malcriado admita con entero descaro la posibilidad de malograr un blog ajeno. Primero, porque mucho hemos hablado sobre la violencia y sus efectos en la sociedad peruana como para seguir creyendo que la destruyendo a quienes nos caen antipáticos sea la solución a nuestros males. Segundo, porque esa actitud destila un tufillo fascista del tipo “aniquilemos al diferente”. Podemos encontrar centenares de páginas execrables pero darnos de caballeros cruzados en defensa de la decencia y las buenas costumbres deriva en un desprecio por la piedra angular de la democracia contemporánea: la libertad de expresión, irrestricta, deslumbrante, invencible. Aunque les pique, aguántense.

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  • Blogger LuchinG says so:
    April 25, 2007 8:26 PM  

    "(...) incluso cuando se trata de posiciones extremas, puesto que el racismo, el sexismo y otras corrientes de pensamiento atávicas deberán ser vencidas mediante las armas de la razón, no la fácil y contraproducente represión."

    Parte del trabajo de vencer esas corrientes de pensamiento es reprimirlas en nuestro entorno personal. OJO: no estoy diciendo que hay que llamar a un policía. Ejemplo: en el entorno laboral muchas muchas mujeres tienen que aguantar los comentarios sexistas de los hombres. Si alguien le saca la vuelta a su mujer por deporte, muchas veces no sólo no lo esconde, sino que hace gala de ello. Me parece comprensible que en el entorno laboral las mujeres no quieran arriesgarse a poner en su sitio a este tipo de personas por temor a perder el trabajo, pero lo que he visto es que no sólo aguantan esos comentarios, sino que a veces hasta los celebran e incluso les dan la bienvenida en el entorno personal. Y después se quejan de que a ellas mismas les pongan cuernos. Si alguien a mi me dice una barbaridad, yo tendría que responderle "Sabes qué, ya te escuché, y me parece que loque dices es una estupidez completa por A, B,C y D. Si quieres hablar esas tonterías búscate a alguien más porque yo no te voy a escuchar" Si no hay control social, no se pueden contrarestar esas "corrientes de pensamiento atávicas" Por eso es que uno le reclama (horizontalmente, por cierto) a dueños de blogs que ejerzan ese control, es porque si no lo hacen se convierten en solidariamente responsables de lo que dicen los comentaristas. top