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El culpable

Carlos Gallardo (Jesús María, 1983). Escritor y bachiller en Literatura Hispánica. Ha publicado el libro de cuentos Parque de Las Leyendas (estruendomudo, 2004) y se prepara para la publicación de su primera novela, Espuma. Ha ganado dos premios literarios, pero ninguno de importancia.

Tuesday, February 13, 2007 |

When we were Fav

Todos tenemos derecho a dejarnos maltratar

En un reciente post en su bitácora PuenteAreo, Gustavo Faverón celebra la desparición, el cierre o la desactivación de algunos blogs que venía catalogando unilateralmente como basura. Ignoro cómo sentirme pues siendo parte de aquella sentina literaria que don Gustavo detesta hasta la náusea, debo suponerme una pieza de museo víctima de su evidente darwinismo moral: supervivencia no del más apto, sino de quien se porta mejor. Faverón se escandaliza como sacerdote victoriano o defensor de la infalibilidad papal en el concilio Vaticano I. Su intransigencia linda con el autoritarismo. Estas acusaciones, me temo, no son ad hominem, como quisiera Gustavo, sino hechos manifiestos en la manera como imparte la ley en su blog. Finalmente, cada quien es libre de administrar su espacio como bien le parezca: si Faverón cree que emplear la ironía zahiriente contra quienes deseen comentar en su página forma parte de sus atribuciones como blogger y lo considera ético, no solo respeto su decisión sino también me opondré a quienes consideren que debería cambiarlo a la fuerza.

Sin embargo, desde mi fuero personal, para respetarlo como argumentador y como persona, preferiría mayor consecuencia entre sus palabras y sus actos. Basta observar este intercambio de comments ocurrido recientemente en su blog. Un anónimo le escribe para opinar acerca de la novísima literatura peruana:

Creo que Gustavo sobrevalora a su amigo Castañeda, como buen amigo. Casa de Islandia es notable, pero ahi donde aparece la ciudad, San Andrès, es en Hotel Europa, texto que compite con el Sanax en las noches de insomnio. He leido tambièn a Alarcòn en la versiòn latinoamericana de Harpers y me pareciò mucho mejor que en la ediciòn de Alfaguara (pese a erratas), y en inglès es mejor aun. Algo debiera decirse al respecto (que un autor peruano escriba mejor en inglès es por demàs digno de atenciòn). Ah, y creo que arriesgas mucho al generalizar sobre dos autores nuevos a partir de un libro de los primeros de cada uno. Unas golondrinas...

El comment carece de frases insultantes. Si opina acerca de dos o tres libros, se trata de un parecer particular como podría darse en cualquier cafetería o sobremesa. La recomendación final tampoco parece contener alusiones ofensivas o lesivas a la autoridad del blogger. Sin embargo, Gustavo responde:

Haces bien en escribir anónimamente, para guardar tu nombre del tremendo roche que haces con tus afirmaciones. ¿¿¿A quién se le ocurre decir que Alarcón escribe mejor en inglés que en español juzgando a partir de las traducciones hechas por otras dos personas??? Y encima sermoneas: "alguien debiera escribir sobre eso..." Jajaja... Así, con la seriedad que esa observación tuya merece, así es como recibo las otras que mandas: como chistes de insomne. Hasta las tildes te las ha volteado el sueño...

La respuesta de Faverón transpira una incómoda sensación de maltrato, desmesurado en relación al comment precedente hasta parecernos abusivo y grosero. El anonimato del comentarista inicial nos priva de conocer su identidad pero pareciera un aficionado queriendo despachar su opinión sobre dos libros manipulados por la crítica local. Un respetado doctor de universidad norteamericana, animador cultural, antologista, hombre de letras y defensor de la moral, las costumbres democráticas y la tolerancia intercultural no puede contestar como barraconero, afilando la chaira, echando en cara errores tan nimios como las tildes que sus propios lectores se olvidaron de colocar. Faverón alucina que quienes no están de acuerdo con sus designios pretenden moverle el piso con sermones y aprovecha cualquier distracción de sus críticos para enrostrarles su anonimato (ha concluido, mediante enrevesados silogismos que negarse a ofrecer el nombre no es una elección individual válida sino un acto de cobardía); pero no contento con transformar un comment sin importancia en potencial atentado contra su dignidad, se permite tergiversar las opiniones ajenas y aniquilarlas mediante el recurso de la burla.

Desde luego, preferiría que la discusión se mantuviera en un terreno argumentativo, en un intercambio de razones. Todo buen polemista debería saberlo. Sin embargo, Faverón es libre de tratar a sus invitados como mejor le parezca y si estos son capaces de tolerar su espectáculo monomaníaco, bienvenidos sean. La libertad es expansiva, permite incluso estos santuarios del sadomasoquismo. No obstante, Gustavo acaba de celebrar el principio del fin de tanto blog basura que pululaba impune por la carretera virtual. Incluso solicita a sus lectores acelerar la campaña por su desaparición definitiva como si pretendiera una limpieza étnica, un pogrom moral. Mi memoria no falla: durante la polémica sobre las argollas literarias, Faverón exigió ponerle limitaciones al sistema de comentarios de mi blog porque se permitía toda clase de comentarios, injuriantes algunos. Le expliqué con amabilidad que mi política distaba de la suya y cuando pude, deploré la opinión de muchos comentaristas malintencionados, aclarando que la opinión del blog emana del blogger, no de los comments que son una plaza abierta para el libre intercambio de ideas. Faverón en cambio, maneja su espacio de comments como su chacra, maltrata a quien le viene en gana, humilla lectores, restringe su respeto hacia quienes considera cultos y desprecia a quienes se equivocan en pequeñeces. A diferencia de lo que criticaba en mi blog, esta inusitada malcriadez no proviene de usuarios externos sino del propio blogger y, debo entenderlo de esta manera, manifiestan la postura del blog hacia esas personas.

Lo lamentable vendrá después cuando nadie pretenda manifestarse a favor del agredido, sino aparezcan los amigotes del agresor para rematarlo con su cultalatiniparla y sus alardes de tauromaquia retórica. Entonces escribirán la verdad para todos nosotros, impondrán su propio canon, sus propias referencias, su lenguaje, su corrección política, su dilettantismo. Y créanme, los aceptarán con los brazos abiertos.

Monday, February 05, 2007 |

Sapos y culebras

Haces meses dejé de postear porque escogí retirarme a trabajar en proyectos personales, tanto mi nueva novela como mi tesis de licenciatura. No podía comprometerme a administrar un blog como deseaba y necesitaba tiempo para meditar si valdría la pena retomar ese espacio. A raíz de cierta polémica, Ajos y cebollas, el blog que precediera a este, quedó virtualmente suspendido por desánimo y cansancio del administrador. Sin embargo, este tema continúa abierto a la discusión, se mantiene irresuelto y parece haber ganado espacios con opiniones alternativas que se atreven a pensar fuera del espectro convencional. Este nuevo impulso me animó a reabrir este blog cambiándole de nombre, modificando su aspecto y cambiando algunas de sus reglas.

Como se puede observar, la variación más importante compete a la administración de comments. En esencia, se pretende mantener la misma libertad y apertura del blog anterior, aunque las opiniones vertidas nos sean ideológicamente opuestas, ingenuas o detestables. Como expresé antes, el blog no hará eco ni se identificará con estas opiniones, solo ofrece un espacio para que participen del debate como cualquier otra, aunque sean políticamente incorrectas:

"consideramos que una sociedad abierta, el racismo, el sexismo o los rencores religiosos deben ser combatidos no acallando a los que equivocadamente los defienden (ya que tienen libertad de expresar sus errados puntos de vista) sino por medio de la racionalidad y el discurso. Quienes creen que una sociedad democrática se gesta callándole la boca a la fuerza a quienes tienen opiniones adversas o desfasadas piensan vivir una verdadera fantasía mucho más peligrosa: la de una democracia de élite donde solo pueden manifestarse los intelectuales, los políticamente correctos o los "bloggers". Esa no es mi idea de democracia ni de sociedad abierta.
"

Sigo defendiendo esta posición y esto no cambiará. Sin embargo, he optado por emplear la moderación de comentarios para evitar no los comentarios polémicos, sino el spam, es decir, los comentaristas malintencionados cuyo único interés radica en provocar que la página colapse colocando comments que vienen poco al caso, como largas bibliografías (ustedes saben quiénes emplearon estos métodos), catálogos de ventas, apelaciones por el Timor libre, meros bultos que pueden eliminarse sin restar libertad a quienes realmente desean manifestarse.

La nueva manera de introducir los comments es sencilla: al costado de la fecha, arriba del titulo de cada post podrá encontrarse un link de forma numérica (registra la cantidad de comments que se han escrito hasta ahora). Dando clic se podrá acceder a la sección de comentarios e introducir uno nuevo.

En los próximos días estaré posteando como de costumbre: no descarto que el primer artículo resucite aquella polémica que provocó el cierre del anterior espacio, pero la página también pretende abordar mis impresiones sobre cultura y política, secciones infaltables tanto en Malas palabras como Ajos y cebollas, manteniendo el espíritu de discusión frente a corrientes dogmáticas, autoritarias, el nuevo moralismo ilustrado que persigue imponerse con careta democrática y solidaria. Desde esta página, intentaremos demoler aquel espejismo.