Wednesday, April 25, 2007 |
Maldita basura
¿Somos los bloggers responsables de los comments?
Este experimento se parece bastante al cajón de comments de aquellos blogs que, como el mío, han venido a llamarse “alternativos” o “basura”. Quienes se sienten más interesados en acallar el tránsito indiscriminado de ideas son quienes consideran amenazada su posición privilegiada respecto de determinado centro. Basta con darse cuenta quienes critican con mayor inquina a esta clase de páginas. Sin embargo, tras esta polarización de ideas acerca de cómo administrar un blog se encuentran dos posiciones opuestas de concebir la libertad y su ejercicio en una sociedad democrática.
Estados Unidos ha realizado un avance sin precedentes al determinar que un blogger no es responsable del contenido de los comments. Razón no les falta, tampoco argumentos lógicos. Los posts son espacios de expresión de una idea particular emitida por un blogger de acuerdo a sus convicciones y haciendo ejercicio de la libertad de expresión que la constitución garantiza. Sin embargo, dependerá del blogger instaurar una suerte de panel abierto para permitir que sus lectores expresen su opinión respecto del tema. Es aquí donde reside el nudo del debate: algunos consideran que debe permitirse el ingreso de cualquier comentario porque ningún punto de vista debe ser acallado por más incómodo que resulte incluso para el propio blogger. Puesto que en una sociedad democrática existen diversidad de posiciones, ninguna puede tener más derecho de ciudadanía que otras, incluso cuando se trata de posiciones extremas, puesto que el racismo, el sexismo y otras corrientes de pensamiento atávicas deberán ser vencidas mediante las armas de la razón, no la fácil y contraproducente represión. Otros, en cambio, consideran que un blog debe proyectar una imagen de decencia por sus cuatro costados y ejercer un control total del contenido vertido en la página, incluso mediante intervenciones del blogger dentro del cajón de comments refutando o silenciando a quienes pretendan emitir una opinión políticamente incorrecta.
He venido defendiendo la primera posición no porque la considere la única verdadera (esa tentación de la verdad hegemónica), sino porque la encuentro más cercana a mis convicciones éticas y políticas. Sin embargo, admito que cada quien es libre de administrar su página de acuerdo a sus antojos, manías, pulsiones ideológicas o carnales. No tolero, en cambio, que un blogger ultraconservador, hiperbólico y malcriado admita con entero descaro la posibilidad de malograr un blog ajeno. Primero, porque mucho hemos hablado sobre la violencia y sus efectos en la sociedad peruana como para seguir creyendo que la destruyendo a quienes nos caen antipáticos sea la solución a nuestros males. Segundo, porque esa actitud destila un tufillo fascista del tipo “aniquilemos al diferente”. Podemos encontrar centenares de páginas execrables pero darnos de caballeros cruzados en defensa de la decencia y las buenas costumbres deriva en un desprecio por la piedra angular de la democracia contemporánea: la libertad de expresión, irrestricta, deslumbrante, invencible. Aunque les pique, aguántense.